jueves, 6 de enero de 2011


Casi siempre volvía decepcionada a su casa. Creía que iba a ser mejor. “La próxima vez voy a decirle…” pero aquella vez callaba, y a cambio le daba una esperanzada sonrisa. “Mejor voy sin expectativas, así no tendré decepciones”. Entonces, se sentía desvalorizada. ¿Por qué estoy con él, si sufro así? El ideal de pareja estaba fracasando, porque ella no se sentía bien. Seguro que él tampoco ¿será mi culpa? Ella había rebotado tantos pibes por él, que comprendió lo suyo era un capricho. ¿Por qué sólo lo miré a él como opción? Había otro más lindo y me hacía sentir mejor. Era tan dulce e inocente, que no se había dado cuenta que era un capricho, porque ella no era así. Pero estaba tan arrepentida de haber dejado de lado a ese chico por aquel que ahora la hacía sufrir tanto. Tenía ganas de llorar, pero era lo suficientemente astuta como para no darse cuenta que deprimiéndose no solucionaría nada. Y aún así estaba deprimida, volvía con la mirada baja y la cabeza apoyada en el vidrio del colectivo. No quiero saber más nada con vos. Pero cuando él le enviaba un mensaje, ella automáticamente esbozaba una enorme sonrisa, aún antes de leer. ¿Hasta dónde iba a llegar? ¿Hasta dónde pretendía llegar? Hasta donde estaba dispuesta llegar.

Se masacraba cada vez que se cruzaban por su cabeza cierta idea, si a él le gustaba otra; si quería a otra chica además de a ella. Porque así lo era, pero quería creer que no, su inconciente le jugó a favor pero su razón lo delataba. Ella no quería lastimar a nadie, ¿por qué habrían de hacerlo conmigo? Ya no tenés 15, 16 años… Mirate en el espejo y contate las arrugas, madura y date cuenta.

Ahora ella está con el bobo, pero le gusta escuchar reggae cuando se alza la tristeza, y ya no le importa estar con él. Lo espera, pero no le importa. Y sabe que va a llegar otro que la haga sentir mejor, pero no le importa lo que le pase al bobo. Porque no quiere herir a nadie, porque es inocente, y por todas las que se bancó. Y hay algo que aún se pregunta ¿Seré la única?


Naciste libre de elección, déjate de joder y si no te da bola, búscate otro. Cuando lo encuentres, vas a acordarte de cómo estabas antes y vas a cagarte de risa. Porque la que sufre, sos vos. (Pero como siempre yo no sigo mi propio consejo)

A TB