Vení y golpeame, a ver si despierto.
Creo que estos últimos añis de mi vida conocí lo que es la soledad; me cansé, me cansé de que mi propia familia me haya forreado tanto como lo hicieron. Me cansé que no pueda conseguir un trabajo como la gente. Y dejarlo atrás, cuesta. Porque
¿A dónde van las palabras que no se dicen?
Se encierran en la mente, en el cuerpo y en el alma, y bloquean. Lo que tiene que ser expulsado a gritos y ni siquiera se dice, yo se bien a dónde va. Y mi problema es no poder sacarlo.
¿Por qué te fuiste ahora? sinceramente, te borraste. En algún punto ya estoy acostumbrada.
Me cansé, me quiero ir a vivir lo que no viví; quiero irme y no preocuparme por nadie, porque por hacerlo se me fue lo mío. Y ahora, sin lo mío, no puedo ayudar al resto, a lo tuyo; a lo de nosotros.
Cosas que le salen a uno del alma; en palabras, se materializan en lágrimas... ¿Por qué nadie se da cuenta de eso? O miran al costado. Y eso, es lo que MÁS duele.
Sangre de mi sangre.
Y de repente pienso en tirarme al lance; probar, de hambre no me voy a morir. Me desarraigo de todo, me alejo de lo que me hace mal. Porque así no quiero estar más.
Y la tonta cosita que está ahí, dando vueltas, creyendo que escribirlo soluciona algo. La verdad, no, pero desbloquea un poco.
Hay tantas cosas que me salen mal, estoy harta. Lo voy a intentar.
Al menos, tengo a Thomas hoy al lado mío. Gracias.
Al menos, tengo a Thomas hoy al lado mío. Gracias.
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