Vivimos una vida por inhercia;
tenemos una vida vacía.
Desde que nacemos tenemos predentinados valores,
ideologías, creencias, pensamientos
Que tal vez nunca se nos hubiesen ocurrido. De hecho, es lo más seguro.
Y como los mayores no nos despiertan el instinto de cuestionarse
porque sus mayores en su momento tampoco lo hicieron
Y así sucesivamente, no lo hacemos.
No nos cuestionamos cómo es posible que exista tanta desigualdad social
Cómo nos matan diariamente,
Cómo gente muere de desnutrición
Mientras otros están mufados porque no tienen la última laptop que pesa tan sólo un gramo
que cuesta tanto pero su valor real es de sangre y sudor de explotados,
Mientras que algunos no llegan a comprarse el último modelo de auto
Otros no llegan a fin de mes
¿Hoy hay para comer? Tengo frío...
Yo no quiero trabajar, quiero ir a la escuela, quiero salir a jugar...
¿Qué es crisis? ¿qué es Gobierno, Estado?
El país ¿Somos todos los que vivimos ahí?
Y sólo por patriotismo voy a ir a matar aquel que es igual que yo
sufre el mismo sistema, pero nació del otro lado de la línea.
Para que mi país, donde yo nací, crezca.
Pero la gente en el mundo seguirá muriendo de hambre.
Cuesta despertar. Es miedo.
Es miedo a lo desconocido, pero qui ni siquiera sabemos que existe.
Ver más allá, volar.
Miedo que nos crean los medios para no pensar
para no luchar,
para no cuestionarnos sobre este sistema que se alimenta de gente inocente
pobre, sin fuerzas, hijos bastardos del neoliberalismo.
Si los de abajo nos movemos, los de arriba caen;
prefiero morir de pies a vivir de rodillas.
Despertemos.
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