Desde que tengo 16, tal vez 17 años, siempre he pensado de mí misma que era una adulta.
Por la edad, debería decirse que era una adolescente. Pero no, me sentía adulta. Seria, con ganas de terminar el colegio, tolerante con todos, ganas de trabajar, estudiar lo que me gustaba, y viajar, recorrer el mundo. Mi vida ideal era la rutina, mis sueños estudiar y viajar en vacaciones.
Monótono, si. Estructurado, cuadrado. Muy callada y seria. Muy dogmático todo. Mantener el orgullo y "ponerse la camiseta de". Un buen puesto de trabajo.
Hoy me veo en el espejo y digo:
¿de verdad en algún momento de la vida me creí eso? increíble... Capaz de casarme con el primer bomboncito que me cruce, sin probar nada... (Nada? que locura!)
Ya vienen varios meses de peleas bobas con mi vieja,riñas con mis encargados del trabajo, y me hacen dar cuenta que quizás, son esas peleas que no tuve de adolescente las que me carcomen el pensamiento y hablan por mí... Me mueven la boca y gritan por mí! Contrario a lo que soy; si no es fructífero, la conversación no tiene sentido. Y si hay gritos, menos aún!
Pero no... Me agarran y dicen en crudo "vos de acá no te vas sin arreglar esto, no importa la forma"
Y con las relaciones amorosas... fuck off. Últimamente tengo sexo con toda persona que me parece cogible y atractiva. Fin del relato.
La porquería del dinero también juega esta partida de mi vida... Me gusta trabajar duro y ganar honestamente. Pero prostituirme entre conocidos es una idea que está en mente también; de todas maneras gano experiencia. Siempre, siempre gano algo.
Claro, están los que entienden, y los que no. Por supuesto, está todo bajo control y no afectan mis pensamientos en mi vida cotidiana.
En fin;
aunque avance y vuelva, suba, baje, aprenda y enseñe, piense antes de hablar y hable antes de pensar, nunca, pero nunca, dejo de CRECER. Y eso, es vivir.
Namasté.
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